Nuevos paradigmas y desafíos en esta era tecnológica
¿Porqué entendemos la comunicación como un hecho cultural significativo?
La comunicación es un proceso que engloba contenidos y lenguajes expresivos, en esta era estamos en condiciones casi unívocas de sostener que se encuentra sustentada por mecanismos tecnológicos “extensiones del hombre”o “prolongaciones de nuestros sentidos”. Es decir una comunicación mediada y afectada por estos ambientes, tanto el comunicador, su corpus cognitivo como lo comunicado.
Además de esta mediación mecánica o ambiental, no podemos dejar de lado también la unicidad de cada individuo, su individualidad y sus experiencias personales, grupos de pertenencia, contexto, lenguaje y tradiciones. Todos estos factores actúan como mediadores logrando que el sistema comunicativo sea algo más complejo que el clásico esquema de la teoría matemática de la información.
Asimismo, todos los progresos, cambios y avances tecnológicos no dejan de dejar marca en la imagen y percepción que el hombre tiene de sí mismo moldeando una nueva relación de este con el mundo y con el prójimo, suscitando nuevas formas de interacción, dinámicas, agrupamientos y respuestas ante estímulos y tendencias quizás antes perimidas o escondidas en leyendas urbanas o rumores.
Estos fenómenos “ambientales” traen a su vez, una nueva escala de valores. Un análisis de la sociedad cada vez más crítico, más incisivo algunas veces con mucha razón y otras respondiendo a tendencias marcadas o “ayudadas” por intereses fabricados y amplificados por el mismo aparato comunicativo. Un fino límite difícil de distinguir sobre lo que sería una respuesta a necesidades personales e internas y a necesidades ambientales o “artificiales”.
Las exigencias de resolución de las crisis, por otro lado, se hacen inmediatas y eficaces. Se busca una satisfacción así, próxima a las más variadas necesidades siempre con la información como principal protagonista.
Es muy difícil , además entender el fenómeno de la comunicación social sin entrar de lleno en el mecanismo productivo, es decir el mercado como ámbito de confluencia entre la oferta y la demanda, y por consiguiente sus exigencias económicas.
El ser humano golpeado por multiplicidad de realidades y factores que él en su libertad, percibida como otorgada por los medios y la información dada por estos – como constructora y dadora de poder – se ubica en medio de un doble juego, una fragmentación, una capacidad de manejo de la situación que a su vez convive con una imposibilidad de afrontar las circunstancias que imperan en esta.
La desaparición o mediatización de las redes tradicionales de contención -familia, religión, grupo de pertenencia, etc – ocurrida en esta nueva revolución tecnológica o de la información ponen al individuo en una dicotomía, una falta de herramientas para responder de manera adecuada a esta “tormenta” de experiencias interpersonales y extrapersonales, es decir lo dejan a merced de los mecanismos comunicativos como únicos responsables del desarrollo de su visión y formación.
Asimismo, los llamados inputs culturales, antes desarrollados por estas instituciones o redes tradicionales de contención, cuya función principal era la supervivencia, convivencia y sentido, ahora también se encuentran mediados, sujetos a la globalización (a riesgo de ser demasiado lejanos en su concepción) y a la lógica productiva y por consiguiente comercial.
Podríamos agregar, que la comunicación además hace posible a creadores (productores) y usuarios (consumidores) desarrollar nuevos mundos posibles, esto desencadena en nuevas posturas y soluciones, es decir los ambientes demuestran una vez más esa efectividad para generar en el público una readaptación, un cambio demostrando su funcionalidad como extensiones de los sentidos.
En varias ocasiones los medios de comunicación y sus instrumentos tienden a reforzar grietas y divisiones sociales, ideológicas y culturales a través de manipulaciones, manejos discrecionales de agendas, etc. Sin embargo, la comunicación es un don imprescindible para el ser humano y su desarrollo como individuo dentro de un equilibrado sistema social, comunitario y cohesionado. Por lo tanto es una obligación moral exigir un correcto uso de estos para mantener a la sociedad como mecanismo fundamental de subsistencia y desarrollo de cada uno de nosotros. En este juego la educación como formadora de una visión crítica y la defensa de las instituciones arquetípicas de la sociedad son herramientas que nos permiten defendernos de los avances y avasallamientos de los intereses ajenos a la noble función de los medios de comunicación.
¿Un nuevo concepto de anomia?
El concepto de anomia fue desarrollado por Emile Durkheim en su obra “La División del Trabajo Social” para el padre de la sociología moderna, la anomia es una falta de solidaridad social, una distancia creada entre nosotros y nuestro prójimo, la sobre especialización y la consiguiente ruptura de las estructuras tradicionales de contención genera una ausencia de solidaridad que desemboca en una falta de ley y orden social.
Relacionando este concepto con la sociedad de la información, la pérdida de los medios tradicionales de contención, la masificación, Anonimato y Mediación extrema más la particular característica de la audiencia de internet como multidimensional -es decir con una interpretación sujeta a distintos niveles de significado- y la multiplicidad de conflictos, paradojas, dilemas irresueltos y flujo de informaciones de difícil confirmación, produce un constante dilema sobre las estructuras de control tradicionales.
continuará…